
Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los
primeros cristianos fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes
de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer sacrificios
para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo durante la
Cuaresma. Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con canastas de
huevos para regalar a los demás cristianos. Todos se ponían muy contentos, pues
con los huevos recordaban que estaban festejando la Pascua, la Resurrección de
Jesús.
Uno de estos primeros cristianos, se acordó un día de
Pascua, de lo que hacían los egipcios y se le ocurrió pintar los huevos que iba
a regalar. A los demás cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde
entonces, se regalan huevos de colores en Pascua para recordar que Jesús resucitó.
Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son esos los que regalamos hoy en día.
Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son esos los que regalamos hoy en día.
Si tenemos que buscar un simbolismo cristiano al
huevo, este puede ser el del principio del universo y de la creación, el
sentido de una "vida nueva", tal como indica la Pascua. Una vida
nueva que nos la da el Jesucristo resucitado. Desde
los comienzos de la humanidad, el huevo fue sinónimo de fertilidad, esperanza y
renacimiento.
Significado y origen del Conejo de Pascua
Antes de Cristo el conejo era un símbolo de fertilidad. A la diosa de la fertilidad, Eastre, estaba además dedicado el mes de abril.
La relación entre el conejo y la Pascua solo tiene explicación con algunas antiguas leyendas. La más común es aquella que relata que en el sepulcro donde fue enterrado Jesús había un conejo que presenció su resurrección. El pequeño animal quiso comunicar la buena noticia y como no podía hablar, se le ocurrió repartir huevos pintados, significado de vida y resurrección por las casas. Es por eso que todos los domingos el conejo de pascua reparte huevos para recordar la alegría de la resurrección de Jesús.
Existe también un juego que es el de rodar huevos
sobre el césped del jardín de la casa o en el campo, intentando que estos no se
rompan. La tradición popular lo relaciona con el hecho de rodar la piedra del
sepulcro en el cual estaba Jesús.
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